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jueves, 13 de septiembre de 2012


 

 

Alas de libertad

 

Un momento inolvidable de agosto en Villa Hortensia

 
 

Al caer el sol en el horizonte,

La hora de la oración, el atardecer,

 El pasaporte a la noche,

 Cuando las musas se desperezan…

 


Todo cambia y es mágico.

 No importa el lugar,

 Ni la estación, nada.

Solo interesa  el refugio

 

Un batir de alas corta el silencio

Junto al crepitar de mis pasos

 En las hojas secas

 Del parque arbolado.

 

 Me abro camino

 En los sinuosos senderos

 De Villa Hortensia

 Y repito la historia como un juego

 

 Cambio de dirección,

 Escucho más aleteos

Y otras aves se suman,

 Aguardando la noche.

 

 Como cascadas de hilos negros,

 Encaje recortado atrasluz,

 Un árbol anoréxico y amistoso

 Refugia  bandadas en su interior

 

 Buscan su nido, su calor,

Su hogar, su lugar en el mundo,

En los fríos esqueletos

Del invierno.

 

 El instinto de supervivencia

 Congrega las aves

 Y se protegen mutuamente

 En apretados grupos.

 

 La pregunta terrenal surge

 Porque queremos superar todo

 Solos, desgastándonos.

 Sin libertad, como las aves.

 

 Medito en mi vocación de alondra,

 De ave errante sin jardines,

 De exploradora de catedrales,

 Con nido siempre itinerante.

 

 Cada sonido  que elevan

Es una tertulia sostenida

 Un sortilegio… sin timbres

 Selectores en la entrada

 

 Sin cortinas, ni decorados,

 Inmensa ventana abierta

 A viajeros temporarios

 Sin nombres ni apellidos.       

 
 
Sin cicatrices, sin pasado,

Sin puertas clausuradas

Ni horarios de visitas

Ni vanas ataduras

 

 Sin confort, ni teléfonos,

Ni portones con candados,

 Sin orgullos terrenales,

 Ni frías vanidades

 

Sin miedos, ni cuidados,

Ni miradas furtivas,

Sin oscuros egoísmos,

Ni fríos protocolos.

 

Sin convencionalismos,

 Sin relojes, ni horarios,

 Ni estrechos calendarios,

 Ni grotescos maquillajes.

 

 

Solo el lento devenir

 De las horas en las ramas,

 Sin diplomas, ni diccionarios,

 Buscando tan solo el equilibrio

 

Sentirse dueños del mundo

Solo por un instante,

Compitiendo por espacio,

 Sin esperar premios, ni medallas,

 

 Ni aplausos, ni ovaciones,

 Sin saber de estas simples estrofas,

 Fecundas como el trigo,

 De una aprendiz de poeta 

 

 Quisiera estar allí por siempre

Entre esa masa de alas

Protegiéndose en conjunto

De la hostilidad del mundo

 
Comienzo mi paso solitario

Meditando el instante

 Porque la noche se insinúa

 Y en la vida, al fin, todo pasa…

 

 

 
Poema y  foto: María Evelia Pérez Nicotra

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