Alas de libertad
Un momento
inolvidable de agosto en Villa Hortensia
Al caer el sol en el horizonte,
La hora de la oración, el atardecer,
El pasaporte a la noche,
Cuando las musas se desperezan…
Todo cambia y es mágico.
No importa el lugar,
Ni la estación, nada.
Solo interesa el refugio
Un batir de alas corta el silencio
Junto al crepitar de mis pasos
En las hojas secas
Del parque arbolado.
Me abro camino
En los sinuosos senderos
De Villa Hortensia
Y repito la historia como un juego
Cambio de dirección,
Escucho más aleteos
Y otras aves se suman,
Aguardando la noche.
Como cascadas de hilos negros,
Encaje recortado atrasluz,
Un árbol anoréxico y amistoso
Refugia bandadas en su interior
Buscan su nido, su calor,
Su hogar, su lugar en el mundo,
En los fríos esqueletos
Del invierno.
El instinto de supervivencia
Congrega las aves
Y se protegen mutuamente
En apretados grupos.
La pregunta terrenal surge
Porque queremos superar todo
Solos, desgastándonos.
Sin libertad, como las aves.
Medito en mi vocación de alondra,
De ave errante sin jardines,
De exploradora de catedrales,
Con nido siempre itinerante.
Cada sonido que elevan
Es una tertulia sostenida
Un sortilegio… sin timbres
Selectores en la entrada
Sin cortinas, ni decorados,
Inmensa ventana abierta
A viajeros temporarios
Sin nombres ni apellidos.
Sin cicatrices, sin pasado,
Sin puertas clausuradas
Ni horarios de visitas
Ni vanas ataduras
Sin confort, ni teléfonos,
Ni portones con candados,
Sin orgullos terrenales,
Ni frías vanidades
Sin miedos, ni cuidados,
Ni miradas furtivas,
Sin oscuros egoísmos,
Ni fríos protocolos.
Sin convencionalismos,
Sin relojes, ni horarios,
Ni estrechos calendarios,
Ni grotescos maquillajes.
Solo el lento devenir
De las horas en las ramas,
Sin diplomas, ni diccionarios,
Buscando tan solo el equilibrio
Sentirse dueños del mundo
Solo por un instante,
Compitiendo por espacio,
Sin esperar premios, ni medallas,
Ni aplausos, ni ovaciones,
Sin saber de estas simples estrofas,
Fecundas como el trigo,
De una aprendiz de poeta
Quisiera estar allí por siempre
Entre esa masa de alas
Protegiéndose en conjunto
De la hostilidad del mundo
Comienzo mi paso solitario
Meditando el instante
Porque la noche se insinúa
Y en la vida, al fin, todo pasa…
Poema y foto: María Evelia Pérez Nicotra